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Traducción por Martín Alonso

Previamente en esta serie:
Confesiones de un falso manager: El inicio
Confesiones de un falso manager: Abril
Confesiones de un falso manager: Mayo

En un esfuerzo para volverme el mejor SaberManager ™, estoy tomando mando de los Cubs del 2005, liderándolos en una temporada simulada en OOTP. Haré todas las cosas que he dicho que los managers deberían hacer, mientras que estudio cómo funcionan estas estrategias de manera aislada y dentro del contexto de un equipo de béisbol jugando una temporada. Para mayor detalle y una explicación sobre por qué y cómo decidí hacer esto – y con los Cubs del 2005 – haga clic aquí.

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Partido 52 (1 de junio) – en Los Angeles (N); Victoria 11-1; Record: 29-23

Probablemente no tendría nada mala que decir sobre este partido. Fue tan fácil como el marcador lo hacer ver. Mark Prior y Ricky Nolasco lanzaron siete buenas entradas, y para la cuarta entrada el marcador leía 8-0. Pero en la baja de la cuarta, tuve que tomar una decisión que se ha vuelto emblemática de lo que entiendo que involucra manejar un equipo. Prior empezó la cuarta habiendo hecho 39 lanzamientos. Como un lanzador emparejado, por lo general trato de limitarlo a 50 lanzamientos, más o menos. Esperaba que se deshaga rápidamente de los Dodgers en la cuarta. Iba a batear tercero en la siguiente entrada, y esta iba a ser su última salida de todas formas. Si podía terminar la cuarta, podía darle su turno al bate a alguien más e inyectar un poco más de ofensiva al partido.

Prior empezó la entrada ponchando a J.D. Drew en cinco lanzamientos, pero tuvo que lanzar 10 más antes que Hee-Seop Choi devolviera la pelota al montículo para el segundo out. Con 54 lanzamientos y Jayson Werth parándose entre él y la final de la entrada, tuve que tomar una decisión a nombre del Sr. Prior. Podía dejarlo enfrentarse a Werth, esperar que lo retire, y luego retirarlo por un bateador de turno en la alta de la quinta. Pero el riesgo involucraba exigirle más lanzamientos, y probablemente no funcionando. Nolasco ya estaba listo en el bullpen, pero traerlo significaba hacer un doble-cambio (no había ningún candidato obvio para esto) o dejar que Nolasco batee en la posición del pitcher. Como mencioné, el marcador leía 8-0 en ese momento, así que esto no era La Dama o El Tigre, pero la decisión debía tomarse. (Visité el montículo y retire a Prior. Para ese momento no necesitaba ofensiva adicional.)

Al escribir sobre managers de béisbol, nos enfocamos en las decisiones que ganan o pierden un partido. Ese es una gran opinión sobre análisis estratégico, pero ignora el hecho de que muchas de las decisiones que me encontraba tomando como “manager” eran decisiones sobre inconveniencias. En este caso, no era probable que cualquiera de estas decisiones afectara el partido para bien o mal. Podría haber técnicamente una decisión correcta, pero con tantas decisiones para tomar, ¿es buena idea criticar esa respuesta? Las neuronas encargadas de tomar decisiones pueden cansarse. Si más tarde hay una decisión realmente importante que hacer, lo mejor sería que no estén exhaustas. Mientras fantaseamos que el manager siempre escucha al lado lógico de su cerebro, quizás está siendo racionalmente eficiente al racionar sus ineficiencias.

Nolasco logró sacarme de la baja de la séptima, y con el marcador 11-1, necesitaba dos entradas más para llegar a la hoja del postpartido. ¿Quién entonces debería lanzar? Cuando empecé este ejercicio, dije que no me opondría a usar al 13º lanzador de mi equipo para salvaguardar mi bullpen. A este punto de la temporada, cinco jugadores posicionales diferentes han aparecido como lanzadores nueve veces, lanzando ocho entradas y permitiendo 16 carreras, todos viniendo en partidos que ya estaban prácticamente perdidos. Énfasis en “perdidos”. Ahora, me encontraba en una posición diferente.

Hace unos años, el ex escritor de BP, Zach Levine, se preguntó por qué equipos no utilizan jugadores de posición para lanzar partidos donde están ganando por un gran margen. Claro, los jugadores posicionales no son grandes lanzadores, pero no son tan malos. Revisé y vi que mis jugadores posicionales estaban permitiendo dos carreras por entrada lanzada cuando ellos lanzaban. Incluso si lanzaban de esa manera, tenía una ventaja de 10 carreras y faltaban dos entradas, y no quiero ponerme tan ¡Cuidado! ¡Detalles Matemáticos Obscuros Adelante! con ustedes, pero eso me sigue dando una ventaja de seis carreras. Además, si las cosas se ponen peliagudas, podría calentar un verdadero lanzador. Lo lógico sería dejar que mi bullpen descanse y dejar que Corey Patterson lance un par de entradas.

Glendon Rusch terminó el partido. Lanzo dos entradas a cero que fueron al final inconsecuentes.

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Partido 55 (4 de junio) – en San Diego; Derrota 3-4 (10); Record: 30-25

¿Dónde empezar?…

En primer lugar, le rompieron el corazón a los Cubs con esta derrota. Se enfrentaban a Jake Peavy, quién obtuvo 11 strikeouts y cojearon a la novena abajo 2-0, pero lograron anotar tres carreras antes de empezar la baja de la novena. Me tope con la decisión de cómo lidiar con la baja de la novena. Ryan Dempster, mi cerrador designado, había lanzado el día previo, aunque todavía estaba bien. Michael Wuertz, quien se encargaba de lanzar la octava, estaba más descansado. ¿Quién debería lanzar? Por un momento, estuve paralizado. Un partido se encontraba en juego. Opté por Dempster y recé que no había tomado la decisión equivocada. Los Padres empataron el partido en la novena. Wuertz ingresó en la décima y dejo anotar la carrera de la victoria. Podría consolarme a mí mismo diciéndome que ninguna de las dos decisiones era la correcta. Pero es un pensamiento frío.

Pero, a mitad del partido, Derrek Lee, que para ese punto de la temporada había acumulado 2.7 WAR, se lesionó la espalda. Después del partido, el médico del equipo lo diagnóstico con una contractura. Iba a necesitar tres semanas de reposo. He estimado que un buen manager, con todos los trucos saber que podría probar, podría ser valorado por un equipo en una victoria. Y todo eso puede deshacerse con la frase “Derrek Lee no podrá jugar por tres semanas.” Al final de cada temporada, alguien en cada liga gana el premio Manager del Año, y usualmente es el tipo cuyo equipo superó las proyecciones de pretemporada. No puedo decirte quién lo ganó el año pasado, pero me sorprende la influencia que tienen las cosas que el manager no puede controlar.

Positivas…positivas…bueno…puedo mover a Nomar Garciaparra a una posición con menor demanda defensiva, pasándolo de tercera a primera, donde puede hacer menos daño. Y la computadora cree que el mejor prospecto de los Cubs ahora es Eric Patterson (¿En serio?), a quien he tratado de dar oportunidades de bateo con regularidad. El puede jugar en tercera base.

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Partido 56 (5 de junio) – en San Diego; Derrota 3-5 (11); Record: 30-26

Debo confesarles algo. Esto debería ser una derrota 3-2 (en nueve entradas). Cuando estaba “jugando” el partido, lo estaba jugando a punto de salir (gracias a la vida real) y la jugada final del partido fue Eric Patterson cometiendo su segundo error de la novena entrada, permitiendo a los Padres anotar la carrera de la victoria. Garciaparra había permitido que los Padres empataran el partido habiendo cometido un error al principio del partido. Estas son las dos mismas personas que me vendí como el aspecto positivo de la lesión de Lee. Pero, como no presioné “Salir del partido” y mi computadora por alguna razón se reinició, ese partido nunca sucedió.

Es una extraña sensación la de volver a jugar un partido, porque eso no ocurre en el mundo real. Pensamos que un partido es un punto fijo en el tiempo, que claramente no podría tener algún otro resultado. Este partido, claramente, se desarrolló de una manera completamente diferente que aquel que se borró. Los Cubs encontraron una forma ridículamente diferente de perder. A pesar de siete entradas fuertes por parte de Carlos Zambrano y el especial automático de tres entradas vacías en 26 lanzamientos que resultó ser Rusch, los Cubs empezaron la 11ª entrada empatados 3-3. Wuertz permitió un home run de dos carreras a Angel Pena, quien antes de este año fue visto por última vez en la MLB en el 2001 con los Dodgers.

A pesar de que mis Cubs ahora están 5.5 partidos por detrás de la división, me encuentro aquí sentado y mirando mi mano – quiero decir, alguna vez has visto tu mano – y pensando como el mismo partido entre los dos mismos equipos con las mismas alineaciones podía terminar de manera tan diferente. (Dado que mi esposa y yo acabamos de tener gemelos, esto probablemente no debería hacerme pensar tanto.)

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Partido 58 (7 de junio) –vs Blue Jays; Derrota 5-7; Record: 30-28

Después de aguantar una blanqueada de cinco hits por parte de Josh Towers el día previo, los Cubs estaban de vuelta en acción, y para variar las cosas marchaban bien. Prior y Nolasco lanzaron siete entradas, y tres carreras en la baja de la sexta habían dado la ventaja 5-3 a los Cubs. Wuertz tuvo una buena octava, y le dio la batuta a Dempster para cerrar la novena.

Vernon Wells bateó un home run de tres carreras.

Ay. Una racha de cuatro derrotas consecutivas nos ponía en tercer lugar en la NL Central, 5.5 partidos por detrás.

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Partido 59 (8 de junio) – vs Blue Jays; Victoria 6-2; Record: 31-28

Y, claro, al día siguiente derrotamos a Roy Halladay. Me doy cuenta que ahora digo “nosotros.”

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Partido 60 (10 de junio) – vs Red Sox; Victoria 5-2; Record: 32-28

Esta recapitulación tiene de todo.

El sistema de lanzadores emparejados funcionó a la perfección, con Kerry Wood lanzando tres entradas, y siendo substituido por el bateador de turno (y amado por los sabermétricos) Matt Murton. Es el pequeño empujón extra que un equipo utilizando el sistema de lanzadores emparejados obtiene. Fue Murton, en lugar de Wood, el que batearía con corredores en primera y tercera y sin un out en la baja de la tercera, con los Cubs debajo por dos carreras. Y estaba embasado cuando el segundo bateador de turno, Michael Barrett – nadie lo esperaría bateando segundo (¡es un cátcher!), pero con la pérdida de Lee, uno de los mejores bateadores que me quedan – bateó un home run de tres carreras para darle la ventaja a los Cubs por dos carreras.

Fue seguido por un Cambio Waxahatchee, con Wuertz relevando a Rich Hill para enfrentarse a Manny Ramírez (y logrando que haga un pop out) y luego moviéndose al jardín izquierdo mientras que Mike Remlinger se enfrentaba al bateador de dos lados Jason Varitek e hizo que haga un fly out (¡a Wuertz!) para cerrar la séptima, seguido por el zurdo Trot Nixon para empezar la octava (pop out a segunda). Wuertz eventualmente terminó la octava. Y ya que la ventaja era de tres carreras, no usé a mi cerrador, y en su lugar dejé que Will Ohman terminara el partido y obtuviera el save.

Y todo funcionó.

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Partido 62 (12 de junio) – vs Red Sox; Victoria 6-5; Record: 34-28

Solo quiero decir que nunca dudé de Garciaparra. En el partido de hoy, bateó dos home runs. Uno en la primera entrada para abrir el marcador para los Cubs y otro en la novena para cerrarlo. Los Cubs tienen una racha de victoria de cuatro partidos. De repente, las cosas no se ven tan mal.

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Partido 68 (19 de junio) – en Nueva York (A); Derrota 2-3 (10); Record: 36-32

Tengo que hablar sobre mi bullpen.

  • Empezó temprano en la semana en un partido vaivén contra los Marlins que terminó en una derrota 5-4. En la baja de la sexta entrada, los Cubs tomaron la ventaja 2-1, pero los Marlins empataron en la alta de la séptima. Retomamos la ventaja en la baja de la séptima, pero los Marlins empataron en la octava. Las dos carreras de los Marlins fueron gracias al confiable Rusch. Tomamos la ventaja 4-3 en la baja de la octava y envíe a Dempster a que salve el partido. Los Marlins anotaron dos carreras y perdimos 5-4.
  • Tres días después, contra los Yankees, después de volver de un déficit de 4-1, anotando dos en la séptima y dos en la octava, envíe a Dempster a que protegiera la ventaja de una carrera en la novena. Hideki Matsui tenía otras ideas y bateó un home run de dos carreras para terminar el partido.
  • Después del partido, saqué a Dempster del rol de cerrador (perdió cuatro partidos en sus últimas cinco apariciones) y ascendí a Wuertz en su lugar. Este partido se jugó hasta la décima entrada, y Wuertz permitió el sencillo ganador.

Al empezar el año, designé a Dempster, Wuertz, LaTroy Hawkins, y Remlinger como mis cuatro relevistas para situaciones de alto estrés. Hawkins fue tan malo que optaron por moverlo temprano en el año (caminar siete jugadores por nueve entradas hará eso.) Remlinger y Wuertz tenían ERAs de 4.71 y 4.76, respectivamente, mientras que el de Dempster era 6.61. Toda esta alineación es capaz de lanzar strikeouts, pero sólo Remlinger tenía una ratio de bases por bolas respetable (3.4 por nueve).

Rusch se ha vuelto la cómoda polera que me pongo a penas sale de la secadora, pero no puede lanzar todas mis entradas de relevo. (Actualmente ha lanzado 54.) Titubeo cada vez que caliento a alguien en el bullpen. Espero que el partido vaya 9-3 para cuando empieza la séptima, en cualquier dirección. De esa forma, no me tengo que preocupar.

Mi parte lógica sabe que la evidencia muestra que (además de que perdimos el partido) no hay efectos a largo plazo relacionados a perder un partido. Al menos no hay una desviación en cuanto al desempeño de un jugador. Pero, bueno, he notado un cambio en mí. Duelen, y estoy buscando desesperadamente una manera de corregirlo. A veces eso me lleva a decidir que un lanzador inicial lanzará más entradas de las que debería. O pienso cómo podría clonar a Rusch.

Estoy liderando de manera asustada.

Hay una asimetría extraña sobre cómo ocurren los partidos que terminan en walk-off. He ganado un par de esa manera esta temporada. Caramba, hasta Wood bateó un home run para terminar el partido. El hecho de que eso haya ocurrido en un videojuego debería ser noticia en ESPN. Cuando un equipo pierde, fue el manager el que decidió meter al pobre hombre que haría el último lanzamiento del partido. Fue la magia de la ruleta que es la alineación la que escogió quién batearía el home run. Después de ganar un partido de esa manera, es bonito, pero hay cosas que uno puedo substraer de ahí. Después de una derrota, tienes ese momento donde evalúas carrera basado en el hecho de que estás frustrado después de una derrota. Quizás la respuesta correcta es cambiar la estrategia del bullpen. Quizás sea mantenerse firme. Quizás el deseo de sobre-corregir es lo que carcome un equipo después de un par de derrotas por walk-off.

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Partido 69 (20 de junio) – en Milwaukee; Victoria 9-3; Record: 37-32

El partido fue bueno, pero Todd Walker se desgarró un ligamento en su pulgar. Al principio del año, me asombré con el hecho de que los Cubs tenían un buen infield bateador. En este momento, tres cuartos de ese infield (Lee, Walker, y Aramis Ramírez) están en la lista de lesionados. Mi pelotón de jardín central, Corey Patterson y Jerry Hairston Jr., que usé en el Día de Apertura, está fuera de comisión. Mi pantalla de “alineación estándar” (y contrapartes del Día de Apertura) se ven así:

Día de Apertura vs LD

Alineación Actual vs LD

Día de Apertura vs LI

Alineación Actual vs LI

Nomar Garciaparra, SS

Jeromy Burnitz, RF

Nomar Garciaparra, SS

Jason Dubois, LF

Derrek Lee, 1B

Michael Barrett, C

Derrek Lee, 1B

Michael Barrett, C

Aramis Ramírez, 3B

Nomar Garciaparra, 1B

Aramis Ramírez, 3B

Nomar Garciaparra, 3B

Todd Walker, 2B

Jason Dubois, LF

Michael Barrett, C

Jeromy Burnitz, RF

Michael Barrett, C

Eric Patterson, 2B

Todd Walker, 2B

Scott McClain, 1B

Jeromy Burntiz, RF

Neifi Perez, SS

Jeromy Burnitz, RF

Calvin Murray, CF

Todd Hollandsworth, LF

Mike Fontenot, 3B

Jason Dubois, LF

Neifi Perez, SS

Corey Patterson, CF

Felix Pie, CF

Jerry Hairston Jr., CF

Ronny Cedeno, 2B

Pitcher, P

Pitcher, P

Pitcher, P

Pitcher, P

Me asusta pensar que en un par de días, jugaremos en Milwaukee un partido en la tarde después de jugar uno en la noche el día anterior, y Henry Blanco tendrá que jugar de cátcher, y quizás batear sexto.

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Partido 70 (21 de junio) – en Milwaukee; Victoria 1-0; Record: 38-32

No.

***

Partido 71 (22 de junio) – en Milwaukee; Victoria 3-2; Record: 39-32

Puedes.

***

Partido 72 (23 de junio) – en Milwaukee; Victoria 8-7 (20…si, veinte entradas); Record: 40-32

El.

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Partido 73 (24 de junio) – en Chicago (A); Victoria 2-1; Record: 41-32

Béisbol.

Sí, ese era el momento lógico para empezar una racha de victorias de cinco partidos. El partido de 20 entradas fue tan loco como suena. Los Brewers le anotaron cinco carreras a Nolasco en la quinta entrada, y pensé que el partido se había acabado. Pero dos en la sexta, y tres en la séptima empataron el partido para los Cubs Cardíacos. Como era de esperarse, Dempster lanzó la baja de la octava y permitió que se anotara la carrera de desempate. En mi último strike, con dos outs y la cuenta 0-2 en la alta de la novena, Jason Dubois bateó un cuadrangular de 410 pies para empatar el marcador a seis. En la alta de la 10ª, Blanco, a quien no quería empezar, anotó a Eric Patterson y los Cubs tenían una ventaja de 7-6.

Le dí la pelota a mi manta de seguridad, Rusch. Retiró a Russell Branyan y Kenny Holmberg, y parecía que los Cubs escaparían de la muerte. Chad Moeller – quien como Bucky Dent tiene un desafortunado segundo nombre – bateó un home run para re-empatar el partido a siete. Los dos equipos volvieron a jugar un partido de regulación (entradas 11-19) en el que no anotaron. No fue hasta la 20ª cuando sencillos por Eric Patterson y Neifi Perez, junto con bases por bolas de Blanco y Scott McClain, anotaron una carrera. Ambos equipos terminaron con 12 hits. Los Cubs tuvieron 27 strikeouts.

Los siguientes lanzadores vieron acción por parte de los Cubs:

  • Mark Prior (3 entradas)
  • Ricky Nolasco (2 entradas)
  • Jaret Wright (2 entradas)
  • Ryan Dempster (1 entrada)
  • Will Ohman (1 entrada)
  • Glendon Rusch (2 entradas)
  • El último hombre con vida Mike Remlinger (3 entradas)
  • Rich Hill, porque técnicamente estaba disponible (4 entradas)
  • Greg Maddux, quien debía empezar al día siguiente (2 entradas)

Al terminar el partido, los únicos Cubs en uniforme que no habían lanzado fueron Wuertz (que el juego mostraba como “exhausto”), Zambrano (quien había lanzado el día anterior), y Wood (quien había lanzado hace dos días). Al terminar el partido, estaba considerando los beneficios de hacerlos lanzar una entrada, y decidí esperar cuánto me tomaría escoger a uno de los otros ocho hombres en el campo (quizás hubiese sido el jardinero Felix Pie) para que tome el montículo.

Como fanáticos, decimos que amamos estos partidos maratónicos, pero debo decir que ahora que he manejado uno, se vuelve una farsa. Al final, no estás luchando contra valientes guerreros en busca de gloria. Estás tomando decisiones como “si envío a Felix Pie al montículo, todavía tengo que ver dónde meto a Maddux.” No me quedaban jugadores posicionales, y eventualmente, te das cuenta que un verdadero partido podría terminar en dos jugadores posicionales enfrentándose, y todo el trabajo invertido para llegar a ese punto habría sido en vano. Es como jugar un partido de futbol por 120 minutos y al final hacer que cada equipo patee al arco para decidir…ah verdad, hacen eso.

Soy uno de esos fanáticos que siempre ha amado estos partidos maratónicos porque parecen una novela de ficción post-apocalíptica. Ahora que soy el “manager” tuve que evaluar los escombros de lo que antes era una gloriosa civilización. Supongo que la guerra nuclear es más divertida cuando la bomba se detonó lejos de ti. Estimé que mi gerente general enviaría a alguien a Iowa para traer a alguien para salvaguardar el bullpen. No lo hizo. El partido se supone que iba a ser una matiné pero ya que duró seis horas y media, habiendo empezado a las 2:00 de la tarde, significaba que eran las 8:30 de la noche.

Gracias al cielo, el viaje que haríamos sería una manejada de 90 minutos a través de la Cortina de Queso desde Milwaukee hacia el sur de Chicago, pero los White Sox pensaron que sería divertido tener todos los partidos de intraliga e intraciudad de día. Porque, ya saben, Wrigley y…bah, olvídenlo.

Wood luchó a lo largo de cuatro entradas. Rusch, sintiendo el amor que le tengo, se ofreció a ser la segunda dupla de los lanzadores emparejados (ya que Hill había lanzado la noche anterior) y lanzó tres entradas. Wuertz y Ohman cerraron la puerta, con Ohman salvando el partido gracias a que los White Sox pusieron a tres bateadores zurdos seguidos, y los tres iban a batear en la baja de la novena.

Supongo que todas las resacas de bullpen son así de fáciles. ¿Cierto?

***

Partido 77 (30 de junio) – vs Brewers; Derrota 3-6; Record: 43-34

El partido no fue tan importante como las noticias que recibí antes. No solo Derrek Lee estaba siendo activado de la lista de lesionados (y bateó 0 de 4), pero los reportes sobre la recuperación de Aramis Ramírez eran positivos. Hay posibilidad de que pueda volver en septiembre. ¿Puedo permitirme este rayo de esperanza? Después de todo, son los Cubs.

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