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Traducción por José M. Hernández Lagunes

Vamos a crear un lanzador. Primeramente, lanza duro. Muy duro. Tiene buenas bolas rápidas de dos y cuatro costuras que llegan a las 95 mph (153 kph) cuando es lanzador inicialista. Y añadamos un par de bolas curvas, algo digno de ser preservado en GIFs.

Estos atributos describen a muchos buenos lanzadores—Carlos Martínez, Jacob deGrom, Jeff Samardzija, etc. Existen varios niveles de éxito, pero esa es la fórmula de un lanzador derecho de poder. También describe—quizá de manera desproporcionada—la más frustrante variedad de lanzadores en las Ligas Mayores: los que tienen gran material pero malos resultados. Llegan a menudo, a tentarnos, para rellenar columnas de opinión que predicen futuras estrellas y crear dudas en el espacio entre nuestros ojos y cerebro.

Cada año parece traer un semental capaz de lanzar fuego, pero también otro que simplemente no puede alcanzar su potencial. Perdemos la fe, no solo en ellos pero también en nuestra habilidad para entender qué es lo que hace que un lanzador funcione. Pronto tendremos un mes lleno de enfrentamientos de alto riesgo donde destacarán los equipos y jugadores que lograron despuntar. Pero antes de ello, consideremos al sembrador de dudas del 2017: el lanzador de los Braves Mike Foltynewicz.

Nuestros ojos nos dicen que Foltynewicz debería ser bueno, en gran parte por esas bolas rápidas de cuatro costuras de 96 mph (155 kph). Y las bolas rápidas de dos costuras que promedian 96 mph. Y el slider que registra 87 mph (140 kph). Nuestras estadísticas nos indican que Foltynewicz debería ser bueno porque registra tazas de contacto en la zona muy por encima del promedio de lanzadores abridores durante dos temporadas consecutivas. Aunque es una pequeña porción del perfil de un lanzador, es la porción que nos indica si sus habilidades naturales hacen que los bateadores fallen en lanzamientos que deberían conectar.

Existen básicamente sólo dos maneras de ser malo cuando cuentas con una habilidad superior al promedio para generar swings fallados en strikes: 1) No lanzar suficientes strikes, o 2) permitir jonrones constantemente. Si vas a tender a alguna de las dos opciones, debería ser la segunda, ya que puede fluctuar tan ampliamente que puede producir una estupenda temporada. Los lanzadores malos con buenas tazas de contacto en la zona parecen haber asimilado este cálculo, ya que casi invariablemente cuentan con números HR/9 que pudiesen ser confundidos con el ERA de Corey Kluber.

Esta lógica parece haber guiado la temporada 2016 de Foltynewicz. El 1.31 HR/9 no fue de su gusto, y no se le puede culpar por tratar de componer algunas cosas para disminuir ese número. Y hay que reconocer que lo consiguió. Desafortunadamente, no desbloqueó su potencial sino generó una nueva forma en la cual se pueden confundir los buenos lanzadores con malos resultados. (Actualmente tiene 4.79 ERA en 154 entradas, permitiendo que sus oponentes bateen .277/.349/.446.)

A pesar de contar con buenos lanzamientos, Foltynewicz lucha en cuentas de dos strikes en comparación con sus colegas. Cada lanzador desea llegar a cuentas de dos strikes, pero algunos son más capaces de convertirlos outs. Para no hacer el cuento largo, ha intentado sacar a los bateadores con bolas curvas, pero ha descubierto que no muerden ese anzuelo. Y al incrementar la cuenta, Foltynewicz regresa a utilizar su velocidad y espera que las cosas salgan bien.

Como se puede ver, verdaderamente quiere lanzar esa bola curva en cuentas con dos strikes. El problema es que ese lanzamiento es promedio en términos de generar swings fallidos, y para hacerla peor, es uno de los lanzamientos curvos en toda la liga con menor probabilidad de generar un swing. Su curva, aparentemente, la usa cuando está adelante en la cuenta frente a bateadores zurdos con los mismos resultados. Los bateadores se están dando cuenta qué es lo que quiere hacer. Han hecho swing en menos ocasiones cuando ven lanzamientos curvos cada año que ha estado en las mayores, y esta temporada, hacen swing en menos de la mitad en cuentas con dos strikes (una de las menores marcas en la liga).

Parte de este problema puede ser resultado de anunciar sus lanzamientos. Rob Friedman—cuya cuenta de Twitter es indispensable—hizo notar las formas en las cuales Foltynewicz anunciaba sus lanzamientos durante el verano. Aunque es difícil apuntar exactamente cuándo comenzó esta manía, Foltynewicz muestra un “brinquito” en el movimiento de su brazo al lanzar su bola rápida—a veces parece que literalmente está buscando más velocidad por detrás—desde principios de agosto. Desde luego que hay matices en cuanto a lo perceptible que puede ser y la consistencia en lo que lo hace entre partido y partido, pero es fácil encontrar ejemplos durante una mala racha.

A veces, como por ejemplo durante una salida el 11 de agosto en St. Louis, es imperceptible. Simplemente tiene un tiempo de más al realizar su movimiento hacia el plato antes de lanzar la bola rápida…

…de forma opuesta a sus bolas curvas u otros lanzamientos lentos.

Puede parecer que está parado de forma más erguida o que se para más rápidamente cuando lanza la curva o el cambio. Otras veces, es tan obvio que tienes que pensar que los bateadores también se dieron cuenta. En Colorado el 16 de agosto, la acción de su brazo al lanzar la bola rápida se detenía abruptamente mientras su pie delantero volaba, justo antes de que su movimiento retomara su acción natural al aventarse hacia adelante.

El movimiento de su brazo al lanzar el slider era suave y no dependía del paso.

Si algún bateador se dio cuenta, y dada la tendencia de Foltynewicz a dejar los lanzamientos curvos fuera de la zona de strike, podría esperar a que llegara la bola rápida y a su vez, ganar un segundo a su favor. Pero no permitas que este problema nuble tus pensamientos sobre el futuro de Foltynewicz. Los lanzadores que luchan por el éxito en las mayores se transforman de manera cotidiana, y esta peculiaridad en su movimiento para lanzar puede ser un resultado de su progreso. Foltynewicz cambió la posición de sus manos al menos dos veces desde el comienzo de 2016, incluyendo una notable baja el verano anterior. No es claro que haya encontrado un ritmo que le guste cuando sus manos están a nivel de cinturón.

Pero de manera más importante, hay que recordar que la existencia del lanzador sin probar en la ruleta de las mayores es tanto una bendición como una maldición. Hace un año, pudimos hacer una revisión similar del abridor de los Brewers Jimmy Nelson, quien logró juntar todo este año antes de que una lesión terminara con su temporada. Googlear a Nelson es una forma sencilla de generar una lista de virtualmente cada ajuste posible para un lanzador joven. Y, sin embargo, pudo encontrar una combinación que le funcionó—mejoró la delineación entre su slider y su curva, cuando antes funcionaban cómo un solo lanzamiento. También logró que su bola rápida de cuatro costuras funcionara como un lanzamiento de ponche.

Es tentador revisar los datos de lanzamientos de Foltynewicz y recetarle algo que lo mejorará, tal como ser menos predecible con su slider, o darle a su cambio más oportunidades contra los zurdos. O quizá usar la bola rápida de dos costuras más para limitar contacto fuerte. Y estos son buenos consejos, pero por ahora resistamos el impulso de convertir esta visión en realidad.

No importa cuántas proyecciones sean correctas o cuantas tendencias continúen, nuestro entendimiento persigue algo que no podemos captar. Y está bien, debemos recordar de vez en cuando esto, cuando parece que todo se ha demostrado en el transcurso de varios miles de juegos de béisbol. Está bien saber que el gran derecho tiene algo más dentro de él, potencial que todavía debe convertirse en la moneda del rendimiento. Está bien tener algo que rumiar durante el invierno, una vez que todos los acontecimientos del verano se escapan en nuestra imaginación y se transforman en realidad.

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